Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

domingo, 7 de febrero de 2010

Los censos invernales.

Ayer sábado, por la mañana, salimos al monte para hacer uno de los recorridos de una de las cuadrículas que tenemos el compromiso de censar este invierno. El camino salía desde Dorleta, en el puerto de Arlabán (Guipúzcoa), subía hasta el repetidor de la sierra de Elguea y bakaba hasta la localidad de Elgea (Álava). En total fueron casi nueve quilómetros con una subida inicial desde los 700 hasta los 950 metros y luego un descenso hasta los 650 metros. En total... una palicilla. Llovía desesperadamente, caía el agua como calderos, los convencionales cántaros se habían quedado pequeños. La belleza del recorrido era tanta que ni nos molestaba el agua. El recorrido era por pistas atravesando un bosque de hayas, robles, luego subimos hasta los prados alpinos y decendimos de nuevo por bosques. Algunos de repoblación, el resto de hayas y robles. Hubo momentos en los que el silencio del bosque era total, los pájaros estaban refugiados. Sólo se oía el viento y la lluvia, pero en cuanto ésta nos daba un respiro allí estaban nuestras avecillas. Al final salió un momento el sol, y el bosque se pobló de trinos. A pesar de la lluvia vimos u oímos: pinzones, herrerillos, carboneros, zorzales, mirlos, petirrojo, reyezuelo listado, herrerillo capuchino, carbonero garrapinos, verderón serrano, verdecillo, arrendajo, corneja, cuervo, estornino pinto, camachuelo... Nos encantó ver a un macho de trepador azul atacando con enorme fuerza a una rama medio podrida sacando algo de ella, quizás larvas. Ponía tanta fuerza en su empeño que a cada golpe se levantaba todo su cuerpecillo. Precioso. Luego almuerzo en Landa y a casa con cara de felicidad.

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