Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

viernes, 12 de marzo de 2010

30 años de la muerte de Félix Rodriguez de la Fuente. VII

Hoy no me podía despertar, es que ayer por la noche estuve pegado al televisor hasta las doce menos diez viendo el reportaje que TVE hizo como homenaje a Félix cuando se conmemoraron los 25 años de su muerte (los de TVE son tan cutres que no han hecho un reportaje nuevo para el trigésimo aniversario sino que han pasado otra vez el que hicieron hace cinco años). Volvieron a desfilar los que le conocieron, los que vivieron con él. Imágenes bellísimas y siempre su voz. Lo que echo en falta es que todas aquellas personas que tanto aprendieron de él, a los que ayudó a definir su vocación, no estén volcados en la Educación Ambiental. El imperativo ético que él señaló, la obligación de establecer una relación de entrega a la Naturaleza, no encuentran dignos sucesores; tan necesarios ahora cuando las agresiones medioambientales se multiplican por todas partes. No va a haber otro Félix, hay hechos que sólo ocurren una vez, pero deberíamos esforzarnos en intentar, entre todos, conseguir lo mismo que él consiguió. Nos señaló un camino que yo creo que todavía se puede recorrer. Si él no hubiera vivido y luchado, hoy no habría ni una rapaz, ni un lobo, ni un lince en España. Doñana estaría plantada de eucaliptus y el sonido de sus hojas al viento serían la muestra viva de que la naturaleza libre habría desaparecido.

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