Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

miércoles, 14 de abril de 2010

Localizando colonias de ardeidas.

Garcilla y buey.
Ayer pasé una tarde magnífica. Estaba yo un poco fastidiado pues me he traído de Oriente un tremendo catarro del tipo "aire acondicionado estropeado congela todo un autobús", pero me animé a seguir la llamada de mi socio para salir al campo y evaluar las colonias de ardeidas cuyos pollos anillaremos de aquí a dos o tres semanas. La colonia de Garza real (Ardea cinerea) en árboles, cuyos pollos anillamos todos los años, está estupenda, con más de 34 nidos. La que era incipiente colonia de Garcilla de bueyera (Bubulcus ibis) está también asentada con más de 14 parejas empollando. Los adultos estaban brillantes, con sus colores y sus plumas de cortejo y cría. Cuando estudiábamos ésta pudimos oir al cuclillo (Cuculus canorus) reclamar. Como, en mi caso, era el primero de la temporada, me preguntaron si tenía dinero en el bolsillo (pues ya sabéis la tradición de que el dinero que lleves cuando oyes al cuclillo cantar por primera vez se multiplicará a lo largo de la estación). No tenía dinero, no, tampoco calderilla ¡pero llevaba todas las tarjetas de crédito! Espero que la leyenda se materialice y todo el crédito gastado (especialmente) y sin gastar de plástico que llevo en la cartera se multiplique por 10. Cuando regresábamos, ya anochecido, a casa, echamos una última mirada a un solitario nido de garza real que hay en unas lagunas. Allí estaba un adulto echado transmitiendo calor a los huevos. Era de noche y hacía frío, pero del catarro casi me había olvidado. 801811

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