Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

sábado, 10 de julio de 2010

Ribera Baja (Álava): un soto protector.





Esta mañana de sábado, probablemente el sábado más caluroso del año, me he acercado hasta el soto de un río en Ribera Baja. Hacía un calor extraordinario, pero las últimas lluvias y la humedad del invierno han animado de tal manera a matorrales y árboles que el follaje apenas permitía el paso de los rayos del sol. Sobre la bóveda verde, a pleno sol volaban los vencejos persiguiéndose a gritos. El río corría tranquilo pero había que llegar casi hasta el agua para poder verlo. La sensación de aislamiento, de mundo ensimismado, que acompaña a los ríos se hacía esta mañana particularmente intensa. Iba yo buscando una colonia de avión zapador (Riparia riparia) que suele organizarse allí, pero no se veían los taludes de cubiertos de vegetación como estaban. Unos cortados más lejanos han sido colonizados por los abejarucos (Merops apiaster). Seguiré buscando pero no creo que haya zapadores este año. A pesar de todo, y aún cuando apenas he estado un par de horas, la fauna ornítica del soto se ha manifestado con todo su esplendor. Habrá que volver varias veces para poder caracterizarla, pero esta mañana el espectáculo ha sido total. Sólo entre los paseriformes he visto mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita), acentor común (Prunela modularis), petirrojo (Eritachus rubecula), curruca capirotada (Sylvia atricapilla). Todos libres, vivos, activos, plenos de agitación. En la orilla, junto al agua, sobre una pequeña plataforma de piedras, semioculto bajo los árboles del soto el calor se hacía soportable y las pequeñas aves se movían ajenas al observador oculto. De pronto una paloma torcaz (Columba palumbus) ha levantado, ruidosa, el vuelo. El pito real (Picus viridis) ha lanzado su relincho de cebra. Bandadas de jilgueros (Carduelis carduelis) compuestas de adultos y jóvenes de este año cruzaban insistentemente de un lado a otro sobre las huertas cercanas. Hay momentos en los que un segundo vale por una eternidad. El espectáculo era total: sonido, olor, temperatura, luz, sombra,... mágico. 801811

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