Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

jueves, 28 de octubre de 2010

Una muestra de la zafiedad municipal española: Iruña de Oca.

El Ayuntamiento español de Iruña de Oca, situado al norte de la Península Ibérica, ha decidido construir una plaza nueva dedicada al agua. El entusiasmo por lo medioambiental, la exigencia de sostenibilidad, la valoración de los recursos naturales ha llevado a ese municipio a construir esa plaza dedicada al agua. Incluso lo lleva en el nombre ya que Oca deriva del latín aqua. Iruña de Oca sería pues Iruña de Agua. En efecto está rodeado de agua por los meandros del río Zadorra y por múltiples arroyos naturales afluentes de éste. Su entrega al agua la ha hecho con verdadero entusiasmo. Con ese entusiasmo zafio de quien por darte un abrazo te da una bofetada y te pisa un pie. Con ese entusiasmo de quien sólo desea, torpemente, que aparezca la plaza dedicada al agua porque está de moda, aunque no haya agua ni se sepa para qué esa plaza. Pues bien, decenas de peces de un arroyo próximo a las obras han aparecido muertos porque el revestimiento de un muro de hormigón de la nueva plaza dedicada al agua ha resultado ser tóxico. ¡Para qué queremos arroyos naturales y llenos de vida si vamos a tener una plaza dedicada al agua! De esa manera domesticamos de una vez a la Naturaleza y la podemos adorar como mártir ya que no nos ha quedado más remedio que matarla de todo lo que la queremos y la podremos adorar sin molestias de bichos que se mueren por un poco de vertido tóxico. Es que como son esos peces ¡no se han enterado de que la plaza es por su bien!

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