Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

jueves, 4 de agosto de 2011

La conservación de la biodiversidad es un imperativo ético.

El domingo 31 de julio pasado, por la noche, fue encontrado en Aznalcázar (Sevilla) el cadáver de un lince ibérico (Lynx pardina). El pasado 5 de enero de este año, fue encontrada muerta una hembra de lince ibérico en Villamanrique de la Condesa (Sevilla). En ambos casos, los animales habían sido matados con disparos de escopeta de caza. El útimo presentaba 32 perdigones, por lo que es evidente que fue tiroteado a muy poca distancia. No había posibilidad de error en la identificación. ¿Qué lleva a un ser humano a disparar contra un lince (especie de la que apenas quedan ochenta ejemplares en libertad en esa zona)? ¿Hay algo psicológico? ¿o alguna disfunción cerebral? Hace unos días tuve la desagradable experiencia de comer con un especímen de ser humano que defendía que había que matar a las cigüeñas (Ciconia ciconia) "porque había muchas y hacían muchos daños". Precisaba que había que dispararles al cuello porque si no, no las matas. ¿Era un anormal? ¿Tenía disfunciones cerebrales? ¿Era un psicópata? ¿Le habían pegado mucho en la cabeza cuando era pequeño? Aparentemente no. Aparentemente era una persona normal aunque muy poco formada, educada en el seno de una familia relacionada con el campo pero cuyo paradigma de relación con la Naturaleza era el tradicional, el de aprovecharse al máximo de lo que ella da sin darle nada a cambio. Más de 100 ejemplares de águila imperial ibérica (Aquila adalberti) han muerto envenendos en España desde 1990. Esta especie está en peligro de extinción. ¿Por qué se sigue empleando el veneno en los campos y bosques españoles? Es desolador que, en el año 2011, siglo XXI, todavía haya personas cuyos valores en relación a la Naturaleza sean la de considerarla como un bien productor de beneficios para quien quiera cogerlos. Como una productora de elementos innecesarios sobre los que puede decidir el primero que los encuentra. Es el paradigma cultural de los cazadores-recolectores. Este paradigma cultural desapareció en occidente, sustituido por el de los agricultores, hace unos 5.000 años. Siguen manifestándose no obstante sus expresiones culturales en cosas como la caza, la recogida de setas, la recogida de frutos silvestres del bosque, la recogida de frutillas para hacer licores, etc. También aparecen en expresiones más bárbaras y sombrías como "todo lo que vuela a la cazuela" o "vale más pájaro de lugar que águila real sin cazar" o "la buena caza para la buena panza" o "más vale pájaro en mano que ciento voolando". Esas acciones no responden ya, en absoluto, a una necesidad nutricia. Pero la barbarie sigue ahí.

En mi opinión, para que la conservación de la biodiversidad sea un hecho, se requiere cambiar ese paradigma cultural que establece que la Naturaleza y sus productos están al servicio del ser humano. Este principio es antiguo; ya lo recogía el libro del Génesis y lo formulaba, en Génesis 1: 28 y 29 "creced y multiplicáos, dominad la Tierra, y reinad sobre las aves del cielo, los peces del mar y el ganado" etc. Es preciso cambiar ese paradigma porque no es cierto. Los seres humanos somos miembros, formamos parte de esa misma naturaleza y tengo la impresión de que lo que le hagamos a ella acabará cayendo sobre nuestras cabezas. En mi opinión, el cambio de paradigma es imprescindible para garantizar el respeto del ser humano al resto del mundo natural. Sólo así se podrá paralizar el saqueo de las riquezas naturales.


Sin embargo, vengo observando que hay defensores muy significados de la Naturaleza que están pensando que esa vía hacia el respeto, pasando por la educación y el cambio de paradigma, es tan lento que no dará tiempo. Para cuando el respeto a la Naturaleza sea un valor universalmente compartido, la Naturaleza estará muerta. El ser humano habrá, en consecuencia, desaparecido. Entre éstos se está abriendo, desde hace varios años, un planteamiento cuya moralidad no acierto a valorar, pero que es el signo de los tiempos. Hagamos saber que la Naturaleza es un productor eficiente de remedios y servicios para el ser humano. Éste, sin asomo de fragancia moral, la respetará para seguir extrayendo de ellas remedios y servicios. Es evidente que los servicios que presta la Naturaleza, en términos económicos duros y puros: depuración de aguas, retención de agua, absorción de CO2, formación de alimentos, formación de remedios maedicinales, limpieza del aire, madera, minerales, recreativos, etc., etc. tienen un valor descomunal. Si hubiera que pagar por esos servicios, al tenerlos que realizar artificialmente, no habría dinero suficiente. Esta forma de concebir las prestaciones naturales parece que se está extendiendo porque está dando sus frutos. Es un leguaje comprensible para el hombre moderno. De dinero y contratos. De "cartos", como dicen los gallegos. A ello le veo el peligro de que, lo que no valga nada, sea destruído. Se mercantilice toda la relación con la Naturaleza ¿cuánto valen los servicios que nos presta un gorrión? ¿Hay sensibilidad suficiente para capatar los servicios de salud, serenidad, paisaje, belleza, que nos presta un gorrión, un simple gorrión? A mí me gusta más que la conservación de la Naturaleza sea un imperativo ético, moral más que un imperativo económico. Pero no pierdo de vista la importancia de hablar en el lenguaje económico de la mayoría. Al final de lo que se trata es de conseguir la detención de la pérdida de la diversidad. No hay que pecar de exquisitos, en esta tarea.







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